¿Cómo acompañar respetuosamente el sueño de los bebés?

El sueño nos puede preocupar y desesperar en muchas ocasiones. Las condiciones de vida actuales no nos acompañan, y pueden hacernos perder la perspectiva, guiados por las prisas, la exigencia, los tiempos, el cansancio… Al final hacemos todo para que nuestros pequeños se ajusten a nuestras necesidades. Y es así como podemos caer en métodos de entrenamiento o de “dejar llorar”.

Tenemos una noticia: ¡los bebés no duermen toda la noche, y esto es normal! No necesitan que les enseñemos, entrenemos o dejemos llorar. Nos necesitan para que los acompañemos respetuosamente.

Informarnos sobre las características del sueño, es una buena forma de saber que es esperable y qué podemos hacer para acompañar. La información empodera y nos ayuda a tranquilizarnos en momentos de desesperación, para poder pensar en nuestros hijos como seres que tienen derecho a ser respetados y acompañados con amor.  

La información empodera y nos ayuda a tranquilizarnos en momentos de desesperación, para poder pensar en nuestros hijos como seres que tienen derecho a ser respetados y acompañados con amor.  

Es importante tener en cuenta que el sueño es un proceso madurativo y de desarrollo, esto significa que cambia a lo largo de la vida, no duerme igual un adolescente que una persona mayor. Por lo tanto, que nuestro bebé pase de dormir varias horas a tener más despertares, puede ser normal y no debe sentirse como un retroceso. Además, los bebés nacen sabiendo dormir. ¡Lo hacen desde que están en la panza! Todo bebé se quedará dormido en algún momento y todos los niños algún día dormirán toda la noche.

¿Conocéis las fases del sueño? El sueño adulto pasa por diferentes fases y ciclos durante la noche. Los bebés como parte de su desarrollo tienen que ir incorporando estas fases. En el cambio de fases o ciclos de sueño, suelen ocurrir despertares. Los adultos hemos aprendido a acomodarnos y seguir durmiendo. Pero los bebés aún están en este proceso y este es otro de los motivos por los que tienen más despertares.

y finalmente es imprescindible entender que los bebés tienen un sueño más ligero ya que les permite despertarse y mantenerse vigilantes, se trata de un mecanismo de supervivencia ante adversidades. Se despiertan para llamar a sus cuidadores, sin ellos no podrían sobrevivir. ¡¡Este mecanismo viene de la época de las cavernas!! En ese momento un bebé dejado sólo a la intemperie podía ser devorado por un depredador…  Por lo que, los despertares son formas de estar seguros y de asegurarse alimentación. 

Ahora, vamos a lo que a todos los padres interesa: ¿Qué podemos hacer?

1. Podemos acompañar respetuosamente el sueño.

Esto quiere decir estar atentos al desarrollo y las necesidades de nuestros hijos.  Los bebés necesitan sentirse tranquilos, protegidos y cómodos para poder dormir. Y la mejor manera de hacerlo es acompañándolos.

2. Atender a sus llamadas.

Atender a las llamadas de forma efectiva y rápida les hace saber que estamos cerca, que los cuidamos y les brindamos seguridad. Por el contrario, dejarlos llorar les enseña que sus necesidades no son importantes, que no lo atenderemos, esto genera sentimientos de desamparo, desapego y estrés.  

3. Practicar el colecho seguro.

Practicar el colecho seguro (dormir en la misma cama) es una buena forma de acompañar el sueño. Se sabe que la cercanía con el cuerpo de la madre favorece la sensación de tranquilidad y seguridad, además de la sincronización de la temperatura, la frecuencia cardíaca, la respiración y el sueño. Lo que puede favorecer que duerman mejor durante la noche. El colecho también favorece el descanso de la madre.

4. La lactancia materna.

La lactancia materna a demanda es un facilitador natural del sueño. No solamente porque la succión brinda confort, sino porque la leche materna incluye entre sus componentes el triptófano, que favorece que los niños se duerman antes y lo hagan mejor durante la noche.

Entendemos que practicar colecho o lactancia materna son decisiones que toma cada familia y no son condicionantes del sueño. Son formas naturales que promueven el contacto y la cercanía con el bebé. Una madre puede estar cerca de su bebé y favorecer el vínculo sin dar el pecho o sin hacer colecho. Lo más importante es que el bebé se sienta seguro, relajado y acompañado para poder dormir, y esto cada familia lo logra como puede. 

A partir de los 6 meses, cuando ya se han establecido más fases del sueño en los bebés, hay algunas otras acciones que podríamos realizar para ayudarnos a descansar mejor:

1. Revisar expectativas:

Muchas veces sentimos que nuestros hijos duermen poco, o quisiéramos que lo hicieran en determinado horario. Estas expectativas pueden no coincidir con el momento de desarrollo en el que se encuentra nuestro hijo. Un bebé duerme lo que necesita dormir y no más. Revisar mis expectativas vs. las necesidades reales de mi hijo, es una forma de evitar frustración y falsas esperanzas.

2. Entender sus necesidades:

A partir de los 4 meses, los bebés comienzan a distinguir la noche del día. En estos momentos puedo intentar que duerma más horas por la noche y menos por el día. Cuando llegan a los 6 meses, los bebés necesitarán hacer 2 siestas y a partir del año podrán hacer una sola.

3. El sueño está ligado a lo emocional:

Cuando nos sentimos nerviosos, inquietos o estresados, tenemos más dificultad para dormir, a nuestros bebés les pasa igual, incluso ellos pueden contagiarse de nuestro estrés y perder el sueño, por ello es importante valorar cómo están las cosas en casa, cuál es el tiempo real que paso con mi hijo, qué emociones y sentimientos le estoy transmitiendo, etc. Esto nos ayudará a saber si hay algo que pueda estar haciendo más difícil el momento del sueño.

4. Tomarse tiempo para acostarlos con tranquilidad:

Los bebés son sumamente receptivos, si nos sentimos nerviosos, si tenemos mucha prisa o ansiedad porque se duerman rápido, seguramente más lento y difícil se hará el proceso. Os recomendamos una buena dosis de ¡¡paaaaaaciiiiiiiennnnnnciiiiiiiiiaaaaaaaa!!.

5. Conocer a nuestros hijos:

Si los observamos contínuamente conocemos sus necesidades y nos permitirá saber en que momento empiezan a sentirse cansados. Ese es el mejor momento para llevarlos a dormir. Los niños se duermen cuando tienen sueño. Intentemos adaptar los horarios a sus necesidades y no a las nuestras. Una vez que los conocemos y que sabemos cuales son sus necesidades de sueño, podemos ir haciendo modificaciones en los horarios para poder llegar a una sincronicidad que sea funcional a toda la familia.

6. Ambiente:

Nos será mucho más sencillo dormirlos si generamos un ambiente agradable, de calma, que invite a conciliar el sueño. Por ejemplo: un tiempo antes bajar las luces, poner música suave, hacer actividades tranquilas como leer o cantar, son formas muy prácticas de ir preparando el ambiente para ir a la cama.

7. Acompañamiento agradable:

Tenemos que conocer actividades de acompañamiento que nos serán útiles adecuadas a cada edad infantil. Es decir, a un recién nacido le gusta sentirse como en el útero materno para relajarse; por lo que arroparlo y mecerlo es una forma adecuada de acompañarlo. Pero esto mismo no podrá hacerse con un niño de 2-3 años, porque sería agotador. A esta edad podemos acompañarlos con cuentos, historias o canciones. Nuestros niños necesitan saber que dormir es una actividad placentera y agradable, cuando los acompañamos con actividades que les gustan y los relajan estamos ayudando a que hagan esta asociación.

Llegamos a la conclusión que cuando un bebé se despierta por la noche y nos llama, no nos está tratando de tomar el pelo o manipularnos, nos está diciendo que nos necesita.  Acompañarlo y atender a su llamada es la mejor forma de hacerlo sentir tranquilo y de que todos volvamos a dormir.

Como adultos, hagámonos responsables de nuestros sentimientos y emociones, si nos sentimos agotados, estresados, malhumorados, revisemos cómo es nuestro día a día, y no culpemos a nuestros hijos por nuestras dificultades.

Recordemos que todo niño podrá en algún momento dormir toda la noche. Mientras tanto, lo que nos queda es crear las condiciones que favorezcan este camino desde el respeto, el cuidado y el amor.

Acompañemos con mucha mucha paciencia y recordemos que todo pasará.

Referencias bibliográficas:

-Rosa Jové, (2007). “Dormir sin lágrimas: dejarle llorar no es la solución”.
Por Natalia Sladogna.

Psicóloga con formación perinatal. Psicoanalista.

Creadora de Apa MAMÁ espacio de crianza.

Contacto: Apamama_espacio@gmail.com

Instagram, Facebook: @Apamamá_espacio.